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El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. Salmo 23:1-3

Amado Padre que estás en el cielo, te damos gracias que nunca debemos sentirnos abandonados. Te agradecemos porque nos guías y conduces con tu diestra. Te damos gracias por todo lo que hemos recibido de ti, tu cuidado por nuestros cuerpos, por nuestras necesidades materiales y por nuestra vida interior. ¡Te alabamos, oh Dios! Oramos para que sigas guiándonos. Continúa obrando entre nosotros, para que todos podamos ver y comprender que el Buen Pastor nos está guiando. Amén.

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